Con ocasión de la inauguración del Paseo de los Justos y del Monumento a la Memoria de las Víctimas del Holocausto, en la porteña Plaza de la Shoá, el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, enfatizó que las marcas de la gran tragedia cometida por el nazismo están en nuestra cultura y no podemos ignorarlas. “El Holocausto es un hecho histórico incomparable que cuestiona nuestras concepciones más profundas. El horror y la tragedia no son ajenos ni lejanos”, dijo. Por esa razón no podemos soslayarlos, pues cometidos contra uno o más grupos de personas nos alcanzan a todos como sociedad.

El monumento nacional entrelaza el Holocausto con los atentados terroristas contra la embajada de Israel y la AMIA, cometidos en la Argentina en 1992 y 1994, respectivamente. La obra de hormigón consta de 114 cubos, equivalentes al número de víctimas de ambos atentados. Al hacerlo, vincula el Holocausto alemán con el terrorismo en la Argentina, pero a su vez parece circunscribirlo a dos acontecimientos desgraciados contra la comunidad judía.