Inés Weinberg de Roca es una magistrada con una asombrosa adaptación al medio. Podría suponerse que ello corresponde a la personalidad de un juez que, obligado a adaptarse al escenario donde administra justicia, debe fallar tanto en un caso de genocidio -en un tribunal internacional- como en un litigio sobre adoquines en el casco histórico de Buenos Aires -en un juzgado contencioso administrativo-, o en un pleito entre empleados de la ONU, al llegar al Tribunal de Apelación de Naciones Unidas (ONU).